jueves, 16 de abril de 2009

¿Celebrar la ignorancia...?

Aterradores encapuchados toman las calles, penitentes destrozan sus cuerpos flagelándose, el aire huele a atrocidad, a rememoración de las más bárbaras características humanas...ha llegado la Semana Santa.
Un año más, contemplo con estupor el rito de tres días de re-escenificación del martirio que (supuestamente) padeció un ser humano hace dos mil años, para que las masas puedan al día siguiente entregarse a francachelas de comilonas y borracheras con la excusa de la buena nueva de que el martirizado resucitó. Y pienso con tristeza que no hemos aprendido nada....
Sea cierta o no la historia de Jesús de Nazaret, su fin es reflexionar sobre nuestra insidiosa tendencia a martirizar, torturar y asesinar a todo aquel que proclama que, para variar, sería estupendo que nos amáramos los unos a los otros.
La lista es larga: Gandhi, Luther King, Nelson Mandela y tantos otros héroes y heroínas anónimos que han sido asesinados o encarcelados por transmitir un mensaje de amor, de fe en el ser humano. Es infinitamente más difícil escuchar y seguir la voz de nuestra conciencia que fustigarse tres días al año.
La masa humana es tenebrosa, lo era hace veinte siglos y lo sigue siendo hoy. ¿Y si el nazareno no hubiera resucitado? Quizás entonces, huérfanos de la intervención divina, reflexionaríamos sobre la increíble violencia de la masa enfervorecida. Y en vez de comer y beber, nos propondríamos cambiar.