miércoles, 23 de junio de 2010

De la fertilidad

Hoy sientes el regusto amargo de la desesperanza, te has cansado de esperar, de sembrar en vano, de despertar un día más obcecándote en que hoy es el día. Y por la noche te acurrucas en tu lecho, con el cansancio que te desborda, intentando proteger al menos una pizca de esperanza para poder abordar el día de mañana.
¡MÍRAME¡ PORQUE TÚ Y YO SOMOS LO MISMO. Quizás es la respuesta en los ojos del ser amado, quizás una llamada para poder, al fin, trabajar. O quizás es sólo un leve guiño de FORTUNA lo que esperas.
Tus ancestros desentrañaron con esfuerzo mis señales para poder alimentarse, soy cíclica y soy en espiral, como la propia materia de tu vida, el ADN. Doy vueltas sin volver al mismo sitio, siempre un poco más alto, el mecanismo de la evolución. Las primeras criaturas, apenas humanas, lograron discernir cuándo sembrar y cuándo recolectar, cuándo el vientre de una mujer puede ser pleno de una nueva vida y cuándo la simiente no produce cosecha.
Soy fértil; como TÚ, como tus Proyectos, como Tu Amor. Pero tendrás que desvelar los misterios de la fertilidad, porque el momento adecuado es la mitad de todo ese empeño que día a día parece desvanecerse en tu interior.
Tu fertilidad no se lee en los ciclos de la luna, ni en el devenir de las estaciones....gírate a tu corazón. Escucha allí, en silencio y sin expectativas, déjame susurrarte al oído que el momento que hace tanto tiempo esperas, realmente existe. Soy la Vida, escúchame por favor, porque siempre te estoy hablando. No desesperes más, tu momento existe.