jueves, 12 de noviembre de 2009

Las voces que hay en mí

...dudosa, miedosa, vergonzosa, temerosa, picajosa, vanidosa, valerosa. Y ésto sólo por mencionar las terminadas en -osa.
Cada decisión importante acomete un cónclave entre distintos aspectos de mí misma, celosos todos de hacer valer su voz y voto. "Claro que podré salir adelante por este camino, aunque parezca incierto a mí me gusta mucho" manifiesta Valerosa empuñando la espada. "Sí, claro. Tú siempre te lanzas a lo que te place, pero hay que medir antes las consecuencias, porque no está nada claro y, total, estamos bien así" responde Temerosa, con un hilo de voz.
Y, de repente, aparece Ella, la JEFA. Ni joven ni vieja, sino intemporal. Ni decidida ni indecisa, sólo firme. Sin ilusiones vanas, pero sin miedo al fracaso. El diálogo interno se interrumpe -al fin-, mente y emociones se agazapan en el fondo de la personalidad y ELLA observa y calla, permanece sentada en el centro y desde allí SABE.
En cada persona existe una sabiduría intemporal, ajena a los vaivenes de nuestra existencia, que sólo aparece en el silencio de la contemplación interior, cuando la ilusoria frontera entre el Yo y el Mundo logra difuminarse. Cuando percibo que Soy la niña de 4 años, la anciana de 90 y la mujer de Ahora, pero que ninguna de mis células vivirá en mi cuerpo dentro de siete años, que mi cerebro será completamente distinto, pero que HOY y AQUÍ estoy aquí para aprender-aunque ignore el qué- en cualquier circunstancia.
¿Será el Alma? Lo ignoro, sólo sé que en momentos de crisis aparece Ella, la JEFA, la que sabe en silencio. Y las sombras desaparecen.

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