martes, 24 de febrero de 2009

He estado aquí antes

Asciendo por la pendiente de la ladera sobre el mar, me siento sobre una roca plana bajo un árbol de generosa copa, cuánta belleza. La luna aparece sobre la línea del horizonte, la noche es clara y el aire cálido, me dejo envolver...
¿Quién soy, si en este preciso instante no percibo límites entre mi interior y la noche que me acuna? Siento que soy el reflejo del rayo de luna sobre la mar en calma, el aire que respiro, la hormiga que trepa por mi pie, e incluso la liebre que corretea cerca. Soy todo ello tanto como mi propio cuerpo, corazón bombeando sangre, células en constante evolución, un orden perfecto, nunca comprendido, pero sentido.
Alguien estuvo aquí antes que yo, le iluminó la misma luna en la misma noche, ¿cómo sé que no fui yo? La misma conciencia humana, el mismo sentimiento, el mismo estremecimiento ante la belleza que no entendemos. Puedo sentir como dulces ondas la presencia de seres que participaron en la creación de este instante único, les llevo en mis genes, soy un eslabón más en la cadena de la evolución, viven en mi.
Constantemente intercambiamos miles de átomos con nuestro entorno. En cualquier ser humano han vivido átomos que antes formaron parte de Atila, de Gandhi, de una pulga y de una brizna de hierba y todo lo que percibo, toda la materia es polvo de estrellas. ¿Donde acabo yo y donde empieza "lo otro"? Sólo hay UNO.

3 comentarios:

  1. Me recordó a un pasaje:

    fragmento 236, la evolucion de la conscienca, "La Ultima Vida de Akanzu Yotto".

    "...Podría decirse que el mundo era un inmenso ser. Sus noches, días, estaciones y años, eran ciclos básicos de su metabolismo, y los seres vivos, incluidos humanos, animales y plantas, componentes de su estructura. Mas aun, la propia Tierra era solo parte de un átomo gigantesco conformado por el sistema solar, y este, a su vez, parte de un ser todavía mas grande. A todas las escalas, cada ser tenía su propia función y evolución. De esta forma, millones de seres eran, simultáneamente, universos poseedores de innumerables células y células de alguno de los innumerables universos.

    La evolución de las almas era innegable y mas que obvia, pensaba Akanzu. La evidente progresión de los distintos niveles de materia y energía en la línea del tiempo revelaban como auténtica la idea de la reencarnación, aun cuando no apoyaban al pie de la letra las teorías un tanto inexactas que hasta hoy habían postulado los sabios. Aun así, esas primeras concepciones sobre el sentido y dirección del todo, no podían haber sido descubiertas sino por y exclusivamente alguna de esas almas en un nivel mas alto de evolución. La primitiva idea de una vida limitada a una forma y a un ciclo único con un resultado efímero y tan a corto plazo no podía ser sostenida por ningún fundamento que no fuera el de la casualidad, y la casualidad, a todas luces del pensamiento estoico no es mas que la incapacidad de comprender un principio operante aun mayor que aquel en el que se produce dicho razonamiento. Por ello, el principio universal de causa y efecto refutaba totalmente esta idea y echaba para abajo todos los cimientos de las religiones y las estructuras que constituyen el Estado

    No obstante, negar que incluso esta visión errónea del universo y de la existencia humana forma parte del metabolismo correcto e incluso natural del todo, resulta aun mas infundado. Aquellos meses Akanzu había estado desentrañando uno a uno los enigmas ocultos de su ‘yo’ interno y pudo extrapolar estos principios al mundo e incluso a las estrellas.

    Desprendida por completo del pacto social que suponía su pertenencia a un sistema de relaciones personales, ahora sustituía esa pertenencia y esa relación por una con el mundo y con el destino.
    Desde la cima de los cerros, el cielo n
    nocturno bajo el cual Akanzu meditaba se percibía mas que como una simple bóveda esférica que envolvía a la Tierra hacia todas direcciones. Era un observatorio y una puerta hacia un saber supremo al que los hombres se habían acostumbrado a mirar de vez en cuando sin asombro alguno. Incluso los hombres de ciencia hasta hace poco, muchos de ellos, lo hacían con ese carácter rígido y desconfiado que trata de desentrañar las partes clasificándolas para su estudio en componentes y constituyentes, pasando por alto importantes percepciones sobre el conjunto y el sentido. Sentada allí, en posición de flor de loto en la cima de pequeños y grandes cerros Akanzu había aprendido a sobrevivir hablando consigo misma, como si del unico habitante de la Tierra se tratara, aunque su soledad en el sentido literal como elanochecer que sus ojos presenciaban con esa mirada femenina y tenaz, estaba a punto de acabar..."

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  2. Realmente bonito, Hitoshi. ¿Has escrito tú "La última vida de Akanzu Yotto? Lo único que he encontrado está en un blog tuyo y de una chica y me gustaría poder leer más.

    La reencarnación es un tema confuso si te identificas con tu cuerpo, mente y personalidad. Si sientes que, sobre todo, eres un alma la reencarnación se torna diáfana. ¿Cómo si no ibas a aprender?

    Incluso en cada minúsculo acto cotidiano reafirmamos constantemente nuestra elección sobre nosotros mismos ¿Somos mente y personalidad o somos alma? Cualquier sufrimiento, por horrible que parezca en este preciso momento, desde la posición del alma es menos que nada...pero cuesta mucho desapegarse de nuestras emociones. Estoy segura que al final de cada vida la pregunta es ¿Cuánto has amado? ¿Qué has aprendido?

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  3. Hola Eli. En efecto, La Ultima Vida de Akanzu Yotto es un proyecto de novela que comence hace un par de años.

    Tiene varios ejes centrales como precisamente el tema de la reencarnacion, la espiritualidad y el amor humano, pero es el hecho de que el personaje principal sea una mujer lo que me motivo a concebirla. Se ha hablado de hombres muy sabios a lo largo de la historia como Jesus, Einstein, Confucio, Imhotep, Siddharta,etc. Yo creo que la mujer tambien puede iluminar su pensamiento y es lo que intento transmitir en ella.

    Espero terminarla algun dia. Me gustaron las preguntas con que terminaste tu comentario anterior. "Cuanto has amado? Que has aprendido?."

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